La idea surgió desempolvando el ático, al abrir el baúl de los recuerdos me di cuenta de que no podía establecerme en otro sitio que no fuera este. Así que me puse manos a la obra, hice las maletas y volé hasta Kunterbunt.
El lugar ayuda a inspirarse y crear productos sin artificios, naturales, adecuados para la piel y disfrutones, para que los momentos en la ducha sean un placer y no un tormento.
No podría haber llegado a esto sin la inestimable ayuda de mi mascota, por eso Nilsson no podía faltar en el nombre de la marca. Mi orgullo es ser profeta en mi tierra: la familia ya no usa otro gel de ducha.